Se fue de nuevo.
Lo decidió y se fue de nuevo...
Apostándolo todo hasta un mañana incierto. A cambio de la sola
posibilidad de algo y para evitar que la zozobra del “hubiera” doliera
menos. Y yo, que le amo con éste amor infinito no tuve más remedio que
no solo dejarle ir sino facilitar su partida. Sabía desde el momento en
que llegó que no había vuelto para quedarse, sabía que su bendita
estadía era tan solo un respiro, un descanso que la vida misma le
regalaba y le obligaba tomar al mismo tiempo para continuar con su
camino de interminable primavera, en donde mi camino con sus
inviernos no coinciden y los ha guardado para otros tiempos en el mejor
lugar de su memoria… en los más hermosos, en los favoritos, importantes
y oxidados recuerdos.
Le ayudé a recoger sus pertenencias de
nuevo y a guardar todo en su maleta. La ropa limpia oliendo a
esperanzas, sacudí su fe del ingrato cochambre que nos adjudicamos como
nuestro del universo entero y sané con besos y con palabras bonitas
su ofendido ego, me empeñé en meter todas sus ilusiones crecidas y
renovadas y sin poder evitarlo, también quisieron irse los mejores días
de mi vida revueltos con pedazos de mi alma afligida y fragmentada.
Se
lo llevó todo, todo se fue esa tarde mientras le veía partir con su
sonrisa hermosa tan llena de gloria que ilumina como un sol desde
adentro, con la alegría desbordada por perseguir un sueño, con los ojos
grandes y bien abiertos en donde cabe un mundo entero y sin mirar atrás
ni un solo momento… Le vi partir y me quedé como tantas otras veces con
la incertidumbre que mata y la efímera esperanza que desgasta, dejando
un vacío hondo en el estómago que duele hasta el alma. Con los brazos
abiertos, con los te amo que se posponen de nuevo, con tanto para dar,
con la sonrisa torcida, con la casa vacía y con el nudo en la garganta
que ya no se va…
Lo decidió y se fue de nuevo. Apostándolo todo
hasta un mañana incierto, a cambio de la sola posibilidad de algo y para
evitar que la zozobra del “hubiera” doliera menos. Y yo, que le amo
con éste amor infinito y de ésta manera incomprensible y desbordada no
solo dejé que se fuera, sino facilité su partida.. Por sus mismas
razones, sus mismos motivos que me causan las mismas heridas.
Sendy Sámano